Mensaje Internacional de Joan Baixas
21 de Marzo 2012
21 de Marzo 2012
Hoy, es día de fiesta
Con gesto decidido cerramos periódicos y noticiarios y brindamos por el
arte y la fraternidad, hoy es día de fiesta, celebramos el Día Mundial de la
Marioneta.
No podemos olvidar el dolor, la realidad de las desgracias y penurias que
afligen al mundo, pero precisamente porque no queremos olvidar, nos damos el
compromiso de celebrar la dignidad humana, el afán insaciable de los humanos de
afirmar la vida frente a la mala fortuna y la muerte.
El arte es un canto a esta dignidad, reúne en una marea continua a las
generaciones pasadas y futuras, las culturas y los clanes, en torno a la
poesía. El arte establece la complicidad de la mirada entre personas que se
maravillan juntas, creador y espectador, en la exploración de lo desconocido.
Todo acto artístico es un molesto grano de arena en el engranaje de la
realidad.
El arte de la marioneta se dirige a estos objetivos a buen paso. Cada vez
que animamos un personaje firmamos una declaración de independencia. Hija
rebelde de las artes de la imagen y de la palabra, de la interpretación y de la
narración, la marioneta afirma el compromiso con la inocencia, paraje de la
felicidad y convoca también el otro extremo, la crueldad.
La inocencia es importante, es harmoniosa y fértil, como testimonian Jarry
o Kurosawa, Miró o Arseniev y tantos otros.
A la crueldad conviene tomarle las medidas del traje y mirarle a la cara
con sarcasmo.
“El animal vive en la naturaleza como el agua dentro del agua” (M.Eliade). La marioneta vive en el imaginario
como el agua dentro del agua. Territorio donde la razón linda con los flujos de
la animalidad y del vegetal, de la tierra y del agua, el imaginario es la
reserva de energía de personas y tribus y la marioneta campa por él como un
rey, no analiza, no interviene, prospera.
“El signo diferenciador del animal humano es la animación y la primera
animación que hace el hombre son los dioses. La animación nos hace personas.” (P.Sloterdijk). La mordacidad de
esta reflexión filosófica impregna de humor el acto principal del titiritero:
dar vida a lo inanimado y convocar a las personas en torno a esta brujería.
Hace ya algunos años, un puñado de marionetistas tuvo el acierto de crear
una organización para potenciar los intercambios internacionales. Unima,
convertida ya en una realidad consolidada y extendida a todo el mundo, es ahora
más necesaria que nunca para dirigir los esfuerzos gremiales hacia los
objetivos del arte y la dignidad humana.
Así, loemos a los dioses por concedernos esta profesión, agradezcamos a
nuestros abuelos la creación de Unima y celebremos el esplendor del arte del
imaginario, brindemos por la marioneta.